lunes, 6 de febrero de 2012

Tener una mascota...

Las mascotas no solo son compañía, son tus amigos, con los que puedes divertirte, pasar momentos increíbles, olvidarte de tus tristezas y problemas. Constituyen un miembro más de la familia por los momentos felices y sonrisas que te proporcionan. Pero… para disfrutar una mascota se debe tener presente que requieren atención, es decir; llevarlos periódicamente al veterinario para las vacunas o cuando notemos que tiene algún problema de salud; hay que darles comida, agua, pasearlos y dedicarles tiempo.


La mascota más común es el perro, porque nos muestra su afecto. Se dice que el perro es el mejor amigo del hombre, está contigo cuando estas feliz, triste o de mal humos, no importa si no le hablas o le acaricias él está allí… a tu lado, ofreciéndote su compañía y su cariño.
Una mascota proporciona compañía incondicional, nos crean hábitos de servicio y responsabilidad, nos enseñan otras formas de vida, a entender y respetar la ecología, nos permiten exteriorizar nuestro cariño. En algunos casos los perros amaestrados son de gran ayuda para personas discapacitadas.
Nos permiten hacer amistades, pues cuando los sacamos de paseo generalmente encontramos a otros dueños de mascotas en las mismas que nosotros y comenzamos una conversación sobre sus costumbres, lo que comen, sus gracias y muchas veces logramos un nuevo amigo/a
Lo que resulta muy importante es que en el momento de decidirnos a incorporar una mascota a nuestra vida debemos tener en cuenta que adquirimos un compromiso muy importante y aceptar todos los pro y los contra a que nos enfrentamos.
Recordemos: ellos nos dan afecto, lealtad y es nuestra obligación brindarles atención, cuidados, respeto y sobre todo mucho amor.


Carmen Pérez, Directora de la revista Cáritas del Socorro.

jueves, 12 de enero de 2012

¡Esto es caridad!

Hoy ha sido un día de esos que te pilla solo en Cáritas haciendo cosas que son necesarias pero no importantes... Han venido muchas personas a traer ropa que gustosamente recibimos, ya que es muy útil para la gente que no la tiene.
Sobre las siete de la tarde ha llegado una señora mayor, cargada con un carro de compra, que cuando ha entrado lo ha vaciado sobre la mesa. Ha sacado alimentos; desde un queso hasta una caja de detergente en polvo.
Después de agradecer a la mujer su ayuda le he preguntado si esto que entregaba era de ella, de su bolsillo.


La señora me ha contestado: "Yo voy al super y me gasto 20 o 25 euros en alimentos y los traigo. Prefiero esto a dar el dinero..." Amigos, ¡ESTO ES CARIDAD DE LA BUENA!
¿Sabéis lo que significa a una persona mayor molestarse en ir al supermercado, llenar el carro y llevarlo hasta Cáritas para que una familia entera se pueda beneficiar, pudiendo dar ese dinero y no molestarse en nada más? ¿Os podéis imaginar el bien que hace esta ayuda en alimentación y lo que nos llega al corazón, a los voluntarios; ver que hay personas que creen en Cáritas y colaboran con sus donativos y su tiempo?... A veces es muy fácil limpiar la conciencia con una limosna en metálico, pero..., gastar unas horas en preparar un lote y desplazarlo hasta nuestra oficina es mucho. Es implicarse y sentir lo que se está haciendo; pensando hasta el último detalle: "tendrán niños, habrá algún enfermo que necesite más de esto o de lo otro..."
Estas donaciones de amor son las que nos hacen falta. El dinero no lo es todo. No necesitamos llegar a una cantidad de euros determinada... Nos hace falta que lo que se done, sea con todo el corazón.
Gracias. El ejemplo que nos dais nos anima a seguir en la lucha. Te espero, ¡voluntario!

miércoles, 11 de enero de 2012

Los derechos de las mujeres son derechos humanos




Desde la fundación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 1945, los Estados reafirmaron “la igualdad entre hombres y mujeres y se comprometieron a promover el respecto universal de los derechos humanos y de las libertades fundamentales de todos y todas, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión, y a hacer efectivos tales derechos y libertades” (Carta de la Organización de las Naciones Unidas, Artículo 55, inciso c).
Por otra parte en la Conferencia mundial sobre los derechos humanos celebrada en Viena (1993) se reconoció los derechos de las mujeres y las niñas como parte inalienable, integrante e indivisible de los derechos humanos fundamentales. Derechos que deben garantizar el acceso equitativo de las mujeres a recursos y actividades como la educación, las oportunidades de empleo, la participación política, los servicios de salud, la vivienda, la nutrición y la planificación familiar.
Como resultado de este reconocimiento de los derechos de la mujer, se ha exhortado a los Estados para que adopten medidas que garanticen el derecho de las mujeres a la nacionalidad, a la propiedad, al control sobre sus bienes, a la herencia y a la patria potestad; igualmente se admitió por primera vez, que la violencia contra las mujeres, incluyendo la violencia doméstica, constituye una violación a sus derechos humanos y es un asunto de orden público (Conferencia mundial de las Naciones Unidas, Copenhague, 1980).
Para evitar esa violencia se debe eliminar toda forma de acoso sexual, trata y explotación de la mujer, y por tanto, impedir que se maximicen los prejuicios sexistas en la administración de la justicia, así como erradicar los conflictos que puedan surgir entre los derechos de las mujeres y ciertas prácticas tradicionales o costumbres de origen religioso o cultural.
Por su parte las mujeres como sujetos activos deben conocer y defender, así como comprender lo que significan su derechos tales como: tomar libremente decisiones que afecten su vida (trabajo, estudios, uso del tiempo libre, número de hijos, etc.); tratar en paz los asuntos que interesen a ambos miembros de la pareja, a fin de que las decisiones sean tomadas de común acuerdo; compartir equitativamente con su pareja las responsabilidades relacionadas con la crianza de los hijos, su formación y educación, etc.; expresar libremente sus opiniones y necesidades físicas, emocionales, intelectuales y sexuales; exigir el respeto por parte de su pareja y de los demás miembros de la sociedad tanto en lo físico, como en lo sexual y lo sicológico; evitar y exigir que no sea humillada, ni ridiculizada y muchos menos menospreciada en público o en la intimidad; defenderse de cualquier tipo de agresión que la afecte a su persona y a sus hijos, así como denunciar ante las autoridades competentes sobre dichas agresiones y exigir protección y justicia (http://www.unasse.com, 2007).
En consecuencia se puede afirmar, que la mujer tiene derecho, en condiciones de igualdad, al goce y la protección de todos los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural, civil y de cualquier otra índole. Entre estos derechos figuran: el derecho a la vida, a la igualdad, a la libertad y seguridad de su persona, igual protección ante la ley, a verse libre de todas las formas de discriminación, al mayor y mejor grado de salud física y mental que se pueda alcanzar, a disfrutar de condiciones de trabajo justas y favorables y a no ser sometida a torturas, ni a otros tratos o penas crueles e inhumanas.
Ahora cabe preguntarse si en lo que va del siglo XXI los gobiernos, la sociedad, la familia, las instituciones religiosas como la iglesia, los centros de educación y los medios de comunicación están impulsando todo lo relacionado con la igualdad entre sexos y están promoviendo el acceso de las mujeres a esferas de la vida pública y privada, vedadas anteriormente, erradicando definitivamente la discriminación, así como las condiciones de subordinación a las que se encuentran sometidas en muchos campos del quehacer diario?.


María Inés Mendoza Bernal, Periodista.

viernes, 14 de octubre de 2011

Pensamiento...

Hoy 12 de octubre, el mundo celebra el día de la Hispanidad bajo la advocación del Pilar. Día de gran fe popular y patriotismo, esto es lo que he vivido desde mi niñez.
Sin embargo, me asalta un interrogante, dado el sitio dónde trabajo como voluntaria de Cáritas.
Son muchos los momentos y situaciones que he presenciado un cierto desprecio hacia los inmigrantes venidos de otros países, en su mayoría hispanoparlantes. Personas que vienen buscando un futuro mejor, aunque bien difícil lo tienen hoy; y que la acogida de la “Madre Patria” no les trate como se merecen…


Yo me pregunto: ¿Dónde está el amar a la Madre, que a todos nos ampara; en especial a los que más lo necesitan? Ella actúa por medio de nosotros. Qué triste sería, ver las lágrimas de una madre porque a gran parte de sus hijos no se les acoge y trata como es debido.
Madre del Pilar, pon en nosotros el amar a todos nuestros hermanos, procedan de donde procedan, en nuestra Gran Familia cristiana. Como dice San Pablo: “somos ciudadanos del mundo”, que este sea nuestro patriotismo. Amén.


Mª Teresa Manchón Gilabert, Responsable general de voluntarios en Cáritas del Socorro.

martes, 4 de octubre de 2011

TU VIDA ES IMPORTANTE, LA SUYA TAMBIÉN

Las prisas, el trabajo, o la falta del mismo, el estrés y las preocupaciones, ese hijo tuyo que te trae de cabeza, porque ha suspendido tres o cuatro asignaturas, o el que va detrás contigo en el coche y no para de pedirte cosas durante todo el trayecto, la radio, que a mitad de camino se desintoniza, y encima tu móvil, que lleva un rato sonando. Además, te has tomado dos o tres cervezas, pero eso no es nada, y todavía puedes conducir perfectamente…
Todos estos factores son solo algunos de los estresantes que se presentan cuando hay un accidente de tráfico, en el que, a menudo, vemos implicadas a terceras personas, a las que no conocemos y a las que, sin embargo, les hemos cambiado la vida para siempre.


A veces, el estrés o incluso la falta de interés en lo que hacemos, pueden provocarnos un grave despiste, lo que puede tener una consecuencia mucho peor de lo que solemos pensar. Vemos los accidentes cada día en la tele, pero pensamos “eso no me va a pasar a mí”.
Sin embargo, si nos tocan el bolsillo, tal vez solo entonces, pongamos remedio a esta situación, y no por estar concienciados, lo que es algo que me parece muy triste. Nadie piensa, “voy a respetar las señales porque si no hay una posibilidad, aunque pequeña, de que atropelle a un viandante”, en cambio, sí solemos reducir la velocidad cuando vemos la señalización de un radar, o cuando pasamos por una zona en la que habitualmente suele ponerse la policía o la guardia civil.
¿A que sí? , ¿A que tú también lo has hecho?
Lo mismo ocurre con el cinturón. Son muchos los que no se lo ponen hasta que no han entrado en la carretera, otros ni siquiera entonces. A menudo es el acompañante quien te lo recuerda, porque cuando vas solo/a no tienes la costumbre de ponértelo, sin embargo a esa persona le preocupas, aunque no te lo dice directamente, prefiere pedírtelo usando frases como “no vaya a ser que nos pare la policía”.
¿Por qué hacemos esto? , ¿Por qué no nos concienciamos de la importancia de respetar las normas básicas de la seguridad vial? ¿Acaso nos gustaría vernos implicados en un accidente? ¿Tanta emoción te produce el riesgo de conducir rápido, con la música alta, con el móvil en la mano o con el casco de la moto en el codo?
Si nunca respetas las normas, ni tienes intención de hacerlo, sólo puedo decirte lo siguiente:
Adelante, suicida, sigue conduciendo mal, pero por favor, cúlpate, y mucho, cuando alguien muera o quede malherido por tu culpa. Tú pudiste evitarlo, pero no estabas dispuesto, ahora sólo te queda el remordimiento y la culpa, ahora, por haberte saltado ese paso de peatones, esa niña murió, y tú has quedado inválido/a. Ya no puedes trabajar ni hacer esas cosas que tanto te gustaban porque vas en silla de ruedas y con un brazo menos. Ahora tu pareja lleva una gran cicatriz en la cara, que te recuerda ese odioso día cada vez que le miras… Ahora te sientes tan culpable…
Pero, al fin y al cabo, era eso lo que querías, ¿No?



Laura Ruiz Urbán, Trabajadora social en Cáritas del Socorro

martes, 23 de agosto de 2011

El Papa visita España

Por tercera vez el papa Benedicto XVI visita España en esta oportunidad para reunirse con los jóvenes, la llamada JMJ.
Un millón de peregrinos de todo el mundo visitaron Madrid para encontrarse con el Papa, mostrar su fe y cómo la juventud practica la religión. Los jóvenes de todo el mundo se comunicaban entre sí, no importa que no hablaran el mismo idioma, pero estaban unidos con Dios. Fueron días de gran actividad, hubo música, paseos turísticos, relaciones pero sobre todo la palabra del Papa, sus consejos y orientaciones, la necesidad de vocaciones sacerdotales, pero como dijo, para ser sacerdote se debe estar seguro de cumplir con todo lo que conlleva dedicarse a la vida sacerdotal.
Realmente la visita  del papa fue algo sin precedentes, Cibeles estaba completamente colmada de jóvenes alegres, llenos de vida y la vigilia y misa en la pista del aeródromo resulto fantástico, no importó la fuerte lluvia y el viento de la noche de la vigilia, los jóvenes se comportaron  como era de esperar.
La provocación por grupos que trataron de sembrar la discordia  no logró sus objetivos, pues los jóvenes se mantuvieron en su puesto y no respondieron a los insultos tanto a ellos como al Papa mismo.
La próxima reunión con la juventud será en Brasil en 2013, esperemos que sea tan exitoso  como en Madrid.



Carmen Amanda Pérez es Directora de la revista Cáritas del Socorro

martes, 16 de agosto de 2011

LITERATURA COMO MEDIO DE ALTRUISMO

En estos momentos adversos en los que no es más importante nadar a contracorriente sino la oportunidad de nadar, la zozobra se impone hasta que la esperanza es una simple utopía, un  objetivo que permite que no nos desesperemos. Cuando abrimos un periódico encontramos que una mala noticia sucede a otra: deudas, violencia, muerte, corrupción, contaminación, intolerancia… Parece imposible encontrar la huida de dicha situación, y quizá lo es.

Frank Kafka, autor de "La Metamorfosis"
Cuando el dolor se adueñaba de la vida de Franz Kafka, este -como gran genio que fue- se refugiaba en sus libros. La salida de dicho autor ante el sufrimiento fue la literatura. De hecho, tuvo que cambiar de empleo porque este no le dejaba escribir.
El autor checo fue maltratado por su padre y de esta experiencia surgió, entre otros libros, La Metamorfosis, considerado uno de los mejores libros de la historia y del siglo XX.
En él se describe -entre las muchas interpretaciones de la obra- la indiferencia e incomprensión que siente el autor, el egoísmo de la humanidad, mediante una transformación de un joven en insecto y las consecuencias, aparentemente absurdas en este caso, que ello conlleva.
Igualmente nosotros tenemos la oportunidad de acudir a la literatura como escape ante una situación –la actual- que nos oprime. La literatura consigue que abandonemos nuestro mundo para acceder a una nueva atmósfera, un sitio en el que olvidar nuestras penas, un estado en el que buscar una realidad que nos satisfaga. Podríamos decir que leer es la forma más fácil de solventar los problemas.
Por otra parte, algunos dirán que aunque nos ausentemos momentáneamente de nuestra situación, a la vuelta nos espera el mundo que anteriormente creíamos haber abandonado.
Bien es cierto esto, sin embargo, los libros –los buenos- contienen una filosofía, una enseñanza, una crítica, que nos ayuda a aliviar nuestra existencia. A menudo incluso nos sentimos identificados con ciertos personajes, sus actos son nuestro ejemplo a seguir, los personajes nos transmiten una filosofía alternativa a la nuestra. Además desarrollamos otros factores como la ortografía o la retórica.

En definitiva, podríamos decir que los libros no son más que altruistas, siempre intentan procurar el bien ajeno, no les respondas con tu indiferencia. Así mismo cualquier forma de arte, bien sea la literatura, la pintura, la arquitectura, la música, el cine, u otra de las tantas posibles, posee esta cualidad. El arte es el gimnasio de la mente y todos necesitamos ejercitarnos, sanear nuestro cerebro. El espíritu, al igual que el cuerpo, necesita estar en forma.


Fran Abad es estudiante de Filología Hispánica en la Universidad de Alicante