miércoles, 11 de enero de 2012

Los derechos de las mujeres son derechos humanos




Desde la fundación de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en 1945, los Estados reafirmaron “la igualdad entre hombres y mujeres y se comprometieron a promover el respecto universal de los derechos humanos y de las libertades fundamentales de todos y todas, sin hacer distinción por motivos de raza, sexo, idioma o religión, y a hacer efectivos tales derechos y libertades” (Carta de la Organización de las Naciones Unidas, Artículo 55, inciso c).
Por otra parte en la Conferencia mundial sobre los derechos humanos celebrada en Viena (1993) se reconoció los derechos de las mujeres y las niñas como parte inalienable, integrante e indivisible de los derechos humanos fundamentales. Derechos que deben garantizar el acceso equitativo de las mujeres a recursos y actividades como la educación, las oportunidades de empleo, la participación política, los servicios de salud, la vivienda, la nutrición y la planificación familiar.
Como resultado de este reconocimiento de los derechos de la mujer, se ha exhortado a los Estados para que adopten medidas que garanticen el derecho de las mujeres a la nacionalidad, a la propiedad, al control sobre sus bienes, a la herencia y a la patria potestad; igualmente se admitió por primera vez, que la violencia contra las mujeres, incluyendo la violencia doméstica, constituye una violación a sus derechos humanos y es un asunto de orden público (Conferencia mundial de las Naciones Unidas, Copenhague, 1980).
Para evitar esa violencia se debe eliminar toda forma de acoso sexual, trata y explotación de la mujer, y por tanto, impedir que se maximicen los prejuicios sexistas en la administración de la justicia, así como erradicar los conflictos que puedan surgir entre los derechos de las mujeres y ciertas prácticas tradicionales o costumbres de origen religioso o cultural.
Por su parte las mujeres como sujetos activos deben conocer y defender, así como comprender lo que significan su derechos tales como: tomar libremente decisiones que afecten su vida (trabajo, estudios, uso del tiempo libre, número de hijos, etc.); tratar en paz los asuntos que interesen a ambos miembros de la pareja, a fin de que las decisiones sean tomadas de común acuerdo; compartir equitativamente con su pareja las responsabilidades relacionadas con la crianza de los hijos, su formación y educación, etc.; expresar libremente sus opiniones y necesidades físicas, emocionales, intelectuales y sexuales; exigir el respeto por parte de su pareja y de los demás miembros de la sociedad tanto en lo físico, como en lo sexual y lo sicológico; evitar y exigir que no sea humillada, ni ridiculizada y muchos menos menospreciada en público o en la intimidad; defenderse de cualquier tipo de agresión que la afecte a su persona y a sus hijos, así como denunciar ante las autoridades competentes sobre dichas agresiones y exigir protección y justicia (http://www.unasse.com, 2007).
En consecuencia se puede afirmar, que la mujer tiene derecho, en condiciones de igualdad, al goce y la protección de todos los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural, civil y de cualquier otra índole. Entre estos derechos figuran: el derecho a la vida, a la igualdad, a la libertad y seguridad de su persona, igual protección ante la ley, a verse libre de todas las formas de discriminación, al mayor y mejor grado de salud física y mental que se pueda alcanzar, a disfrutar de condiciones de trabajo justas y favorables y a no ser sometida a torturas, ni a otros tratos o penas crueles e inhumanas.
Ahora cabe preguntarse si en lo que va del siglo XXI los gobiernos, la sociedad, la familia, las instituciones religiosas como la iglesia, los centros de educación y los medios de comunicación están impulsando todo lo relacionado con la igualdad entre sexos y están promoviendo el acceso de las mujeres a esferas de la vida pública y privada, vedadas anteriormente, erradicando definitivamente la discriminación, así como las condiciones de subordinación a las que se encuentran sometidas en muchos campos del quehacer diario?.


María Inés Mendoza Bernal, Periodista.

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