martes, 16 de agosto de 2011

LITERATURA COMO MEDIO DE ALTRUISMO

En estos momentos adversos en los que no es más importante nadar a contracorriente sino la oportunidad de nadar, la zozobra se impone hasta que la esperanza es una simple utopía, un  objetivo que permite que no nos desesperemos. Cuando abrimos un periódico encontramos que una mala noticia sucede a otra: deudas, violencia, muerte, corrupción, contaminación, intolerancia… Parece imposible encontrar la huida de dicha situación, y quizá lo es.

Frank Kafka, autor de "La Metamorfosis"
Cuando el dolor se adueñaba de la vida de Franz Kafka, este -como gran genio que fue- se refugiaba en sus libros. La salida de dicho autor ante el sufrimiento fue la literatura. De hecho, tuvo que cambiar de empleo porque este no le dejaba escribir.
El autor checo fue maltratado por su padre y de esta experiencia surgió, entre otros libros, La Metamorfosis, considerado uno de los mejores libros de la historia y del siglo XX.
En él se describe -entre las muchas interpretaciones de la obra- la indiferencia e incomprensión que siente el autor, el egoísmo de la humanidad, mediante una transformación de un joven en insecto y las consecuencias, aparentemente absurdas en este caso, que ello conlleva.
Igualmente nosotros tenemos la oportunidad de acudir a la literatura como escape ante una situación –la actual- que nos oprime. La literatura consigue que abandonemos nuestro mundo para acceder a una nueva atmósfera, un sitio en el que olvidar nuestras penas, un estado en el que buscar una realidad que nos satisfaga. Podríamos decir que leer es la forma más fácil de solventar los problemas.
Por otra parte, algunos dirán que aunque nos ausentemos momentáneamente de nuestra situación, a la vuelta nos espera el mundo que anteriormente creíamos haber abandonado.
Bien es cierto esto, sin embargo, los libros –los buenos- contienen una filosofía, una enseñanza, una crítica, que nos ayuda a aliviar nuestra existencia. A menudo incluso nos sentimos identificados con ciertos personajes, sus actos son nuestro ejemplo a seguir, los personajes nos transmiten una filosofía alternativa a la nuestra. Además desarrollamos otros factores como la ortografía o la retórica.

En definitiva, podríamos decir que los libros no son más que altruistas, siempre intentan procurar el bien ajeno, no les respondas con tu indiferencia. Así mismo cualquier forma de arte, bien sea la literatura, la pintura, la arquitectura, la música, el cine, u otra de las tantas posibles, posee esta cualidad. El arte es el gimnasio de la mente y todos necesitamos ejercitarnos, sanear nuestro cerebro. El espíritu, al igual que el cuerpo, necesita estar en forma.


Fran Abad es estudiante de Filología Hispánica en la Universidad de Alicante

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